Hip Hop

¡A la brava ese!

El Hip Hop aparece en el barrio del Bronx allá por el año de 1973-75. Resultado de un feliz encuentro entre una comunidad que antes que nada adoraba bailar. No importaba que, no importaba como, no importaba donde, lo mismo James Brown a las órdenes de algún dj ingenioso que a Ray Barreto en la calle, daba igual que fuera música disco, funk o salsa: se apreciaba más si la canción resultaba ser una mezcla de estos tres géneros. Eran tiempos de oscuridad, de recesión económica, de gente sin trabajo por las calles y fue precisamente ahí donde se encontraron todos: los “muchos” y los “pocos” y los “nadie”, Los jamaiquinos expatriados y los adolescentes con todo el tiempo del mundo. En una época en la que la salsa neoyorquina nace, crece y se expande con fuerza (Fania, Willie Colon, Eddie y Charlie Palmieri), en la que el funk nos prodiga con sus mejores combos (The Meters, Kool and the Gang, Fred Wresley and the JB´s, Funkadelic) y los djs de la música disco inventaban todos los trucos posibles para así, posibilitar la continuidad del encuentro en el baile logrando hacer eterno al groove del vinilo, logrando una invención útil del surco interminable, cerrado, sin fin.

El hip hop se los come a todos, aprende, corrige y cuando se puede, roba lo mejor de estos tres géneros. El resultado es una música que se baila, unas letras que cuentan historias de la vida en el gueto, el hip hop dota de un espacio y un momento para la continuidad del baile del cuerpo social. ¿Cuál es el estado actual del Hip Hop? Su estado es global, sin fronteras nacionales. Ni falta que hace el que intentemos elaborar un argumento sólido y riguroso para dar legitimidad a un movimiento “musical” tan completo como lo es el Hip Hop: danza e historia es lo que gobierna y mueve al rap. Hoy en día las asociaciones y sindicatos del hip hop coexisten alrededor del mundo: hay rap en Sudáfrica, Angola, Marruecos, España, Francia e Inglaterra. Se rapea en Argentina, Brasil, México/ Estados Unidos.

A poco más de 30 años de Hip Hop por el mundo, este ha conseguido depredar al punk rock, al new wave, al tecno, al electro y al heavy metal absorbiéndolos en un feliz encuentro, desechándolos y repudiándolos en otra feliz incomprensión. Si lo pensamos bien su único “limite” es el mensaje y la lenta comprensión del rápido fluir de las letras. Es la imposibilidad de la lengua nacional la que lo encierra pero que definitivamente no lo aísla. La dificultad comprende entre otras cosas: el rabioso localismo, lo cual les obliga sin duda a entrar en conflicto con las distintas narrativas que en su entorno se escriben acerca de la emigración, del sexo y del poder. Se saben subalternos, se muestran insumisos frente al poder hegemónico que todo lo oye. Es el caso del hip hop anglófono hecho por jamaiquinos en Inglaterra. Podríamos recurrir en nuestro caso al hip hop chicano y su uso rabiosamente equivocado del idioma anglosajón convertido en spanglish: deliciosa y gozosa rotura del ordenamiento lingüístico-fonético a cargo del poder de la lengua nacional, de la unidad pretendida por la lengua nacional. Podemos decir que lo mismo sucede con los sub-saharianos. Los marroquíes y el desden manifestado por la Francia monolingüe. Al hacer suya la lengua, al tiempo que viven en el bajo mundo proletario saltan gozosamente por los abismos de los hablantes, ahí donde no gobierna nadie, donde no hay ninguna policía del lenguaje. Un momento de lucha es el argot, el dialecto balbuceante de la vida cotidiana, espacio privilegiado en la narración, en las historias que se cantan. Y así el Hip Hop, el rap y los discretos maestros en las ciencias de las (re) mezclas continúan ejerciendo su arte, lo repito para aclararme, el hip hop ha sido prácticamente la única subcultura que a través de distintos altibajos ha podido mantener el vuelo creativo, la acrobacia verbal y la maravilla de los movimientos del break del cuerpo colectivo.

Esperamos, pues, que sea de su interés el dossier que la cooperativa ha preparado, ¿ por donde comenzar? El fanzine se hizo para que eso lo decidieran ustedes; al desplegarlo se encontrarán con una entrevista con el “Tiosha”, primer estudioso de la singularidad mexicana de nuestro rap, encontrarán también la traducción de un poema de Don Gregg Tate que nos podrá dar una idea de las reflexiones del ghetto knowledge que circulan en la subcultura rapper gringa. Terminamos con la presentación comentada de una lista de libros y discos que creemos podrían ser de ayuda para quien decida adentrarse por primera vez en el género, sin duda no será la última. Finalmente, para dotar de una visión crítica e ir marcando las señales ahí donde se encuentren los lugares posibles del antagonismo social, incorporamos también un texto de Paolo Virno, importante filósofo y veterano del viejo verano caliente italiano (¡treinta años hace!), documento el cual, sin duda, podrá ser relacionado con los motivos primordiales del hip hop: el acto y la palabra en el acto.

Inti Meza Villarino